Seguimos con las charlas sobre san Pablo

san Pablo

Esta vez el tema ha sido: San Pablo maestro de oración y si alguno quiere saber de que ha ido aquí al final os pongo un esquema de la charla.

Es una gozada poder contar con este grupo de profesores que mantienen la preocupación sincera de formarse también espitualmente. Son un motivo de ánimo muy importante para la Pastoral universitaria palentina. Desde aquí un sincero agradecimiento.

Esquema de la charla:
“Todo eso que para mi era ganancia, lo tuve por pérdida comparado con el Mesías; más aún, cualquier cosa tengo por pérdida al lado de lo grande que es haber conocido personalmente al Mesías Jesús mi Señor” (Flp 3, 7-8)
Pablo descubre en su encuentro con Jesús camino de Damasco, que todo es DON, Gracia… Él que había luchado por cumplir de un modo técnico, con sus fuerzas para ser santo… Ahora sabe que la PRIORIDAD RADICAL ES DE DIOS… Si es un DON lo importante son las disposiciones que lo permitan recibir (ejemplo: con los puños cerrados no podemos recibir nada, hemos de abrir la mano…) ¿Qué disposiciones? (sigue):
1) Si la primacía esencial está en Él: FE EN ÉL: HE DE CONFIAR EN ÉL: Pablo vive de esta fe: “Yo vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Flp 1,21)
– ¿mis estados de ánimo o desánimo, mis miserias…?Desanimarme? No. CONFIAR EN sus promesas: Cuando ores entra en tu habitación y tu Padre que ve en lo escondido te escuchará… Al que viene a Mí no lo echaré fuera…
– ¿sin frutos, estéril, dormido…? Abandonar? No. ACTO DE FE EN sus promesas se cumplirán: Pedid y se os dará, buscad y hallareis, llamad y se os abrirá, porque el que pide recibe, el que busca encuentra y al que llama se le abre…
2) RECTITUD DE CORAZÓN O PUREZA DE INTENCIÓN: no buscarme a mi, sino que sea él más que yo mismo, no egoísmo sino respuesta de amor a Dios: «Yo vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Flp 1,21)… pero me busco muchas veces? Descorazonarme? NO. ABANDONARME EN ÉL: yo no puedo  como el niño que mete la mano en los bolsillos de su padre antes de saludarle… El grano y la cizaña conviven juntos en la parábola… Pero la disposición de entrega total ha de ser verdadera aunque no podamos (si consentimos cosas que no van, orgullos, resentimientos… no puede hacernos santos)
3) SI ES DON, SI ES GRACIA, ENTONCES HUMILDAD porque Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes… Cuando llegue la experiencia de la debilidad, de la pobreza, de la desnudez, de la miseria tan frecuente cuando permanecemos en el SILENCIO DE LA SOLEDAD de la oración (no huir con el ruido) sino ser humildes: SUS PROMESAS: Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino del Cielo… Pablo lo sabe: llevamos estos tesoros en vasos de barro…
4) Buena dosis de determinación Santa Teresa lo resume así: «Ahora, tornando a los que quieren ir por este camino y no parar hasta el fin, que es llegar a beber esta agua de vida, cómo han de comenzar, digo que importa mucho, y el todo, una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar a ella, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabájese lo que se trabajare, murmure quien murmure, siquiera llegue allá, siquiera se muera en el camino o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda el mundo» (Camino de perfección, cap. 21).
Resumiendo: FE es CONFIANZA, PUREZA DE CORAZÓN, HUMILDAD Y PERSEVERANCIA: porque no es la calidad (lo elevado de la oración, etc) sino la perseverancia la prueba del amor: la oración es EJERCICIO DE AMOR: PRIORIDAD DEL AMOR A DIOS…  ¿Qué le dices? Nada, le amo (Teresa de Lisiaux)
Para perseverar, puede ayudar tener en cuenta lo siguiente:
– sin oración no hay santidad (misa semilla y oración mala tierra) vanidad, apego de si, juicios
– falta de tiempo? Prioridades, jerarquía de valores… Nadie se ha muerto de hambre por no tener tiempo para comer… Todo el que deje casa, madre, hijos… ganará aquí el ciento por uno… Todo lo tengo por perdida…
– No basta la presencia de Dios a lo largo del día (una temporada si pero es raro):  ama a su mujer e hijos pero sin la gratuidad del tiempo perdido no se gana el amor de ellos, se pierde
– Cuando me apetezca? La prueba del amor es justo lo contrario, si solo es cuando le apetece mal amor es ese: oración es estar en amistad con aquel que sabemos nos ama… me amó y se entregó por mí…
EL CAMINO A SEGUIR: HACIA LA PRIORIDAD DEL CORAZÓN
– Tened en vosotros los mismos los sentimientos que tuvo Cristo: su Humanidad santísima… No vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí… El corazón llagado: la herida del corazón… Un misterio que nos identifica con Cristo: EL CORAZÓN HERIDO
El Señor quiere que baje de la cabeza al corazón nuestra oración (permite estados en los que no podemos pensar, enfermedades, etc) y muchas veces hiere el corazón profundamente como hizo con su hijo: y entonces la oración se hace afectuosa, desde el corazón
Dicen los místicos que el Corazón de Jesús fue abierto para que el amor divino pudiera derramarse sobre nosotros y para que tuviéramos acceso a Dios. Y sólo podremos recibir esa efusión de amor, si nuestro propio corazón se abre por una herida. Entonces habrá ese auténtico intercambio de amor que es el único fin de la vida de oración; entonces llega a ser lo que debe: ¡un corazón en otro Corazón!
Cualquiera que sea la actitud de Dios hacia nosotros, se haga cercano o parezca lejano, se muestre tierno o indiferente (¡en la vida de oración se dan estas alternativas!), su fin es siempre herirnos de amor cada vez más.
En el Tratado del Amor de Dios de San Francisco de Sales hay un hermoso capítulo donde el santo muestra las diferentes maneras que Dios emplea para herir de amor al alma. Por ejemplo, también cuando Dios parece abandonarnos, dejarnos con nuestros defectos, en la sequedad, sólo lo hace para herirnos más vivamente: «Esta pobre alma, que está decidida a morir antes que ofender a Dios, pero que no siente, sin embargo, una sola brizna de fervor sino, al contrario, una extremada frialdad que la tiene paralizada y tan débil que cae continuamente en imperfecciones patentes, esta alma está malherida, pues su amor está enormemente dolorido al ver que Dios no parece ver lo mucho que le ama, abandonándola como a una criatura que no le pertenece, y piensa que entre sus defectos, sus distracciones y su frialdad, nuestro Señor le lanza este reproche: ¿Cómo puedes decir que me amas, si tu alma no está conmigo? Ese dardo de dolor atravesando su corazón es un dardo de dolor que procede del amor, pues si ella no amara, no le afligiría el temor que tiene de no amar» (Tratado del Amor de Dios, Libro VI, cap. 15).
¡A veces, Dios nos hiere más eficazmente dejándonos en nuestra pobreza que sanándonos!
En efecto, Dios no pretende tanto hacernos perfectos como unimos a El. Cierta perfección (según la imagen que solemos hacernos de ella…) nos haría autosuficientes e independientes; por el contrario, estar heridos nos vuelve pobres pero nos pone en comunicación con El. Y eso es lo que cuenta: no se trata de alcanzar una perfección ideal, sino de no poder pasar sin Dios, de estar ligados a El de una manera constante —lo mismo en nuestra pobreza que en nuestra virtud—, de modo que su amor pueda derramarse en nosotros sin cesar, y que sintamos la necesidad de entregamos totalmente a El, porque ¡es la única solución! Y ese es el lazo que nos santificará, que nos conducirá a la perfección.
Esta verdad explica muchas cosas de nuestra vida espiritual. Nos ayuda a comprender por qué Jesús no libró a San Pablo de su aguijón en la carne, de aquel «ángel de Satanás encargado de abofetearle», cuando El respondió: «Te basta mi gracia, pues mi fuerza se hace perfecta en la flaqueza» (II Cor 12, 9). Esto explica también por qué los pobres y los pequeños, los que han sido heridos por la vida, tienen con frecuencia unas gracias de oración que no se encuentran en los poderosos.
Hacer oración es procurar mantener abierta la herida